Un sistema de salud es la suma de todas las organizaciones, instituciones y recursos cuyo objetivo principal consiste en mejorar la salud. Un sistema de salud necesita personal, financiación, información, suministros, transportes y comunicaciones, así como una orientación y una dirección generales. Además tiene que proporcionar buenos tratamientos y servicios que respondan a las necesidades de la población y sean justos desde el punto de vista financiero.
Un buen sistema de salud mejora la vida cotidiana de las personas de forma tangible. Una mujer que recibe una carta recordándole que su hijo debe vacunarse contra una enfermedad potencialmente mortal está obteniendo un beneficio del sistema de salud. Lo mismo ocurre con una familia que finalmente puede acceder al agua potable gracias a la instalación en su aldea de una bomba de agua financiada por un proyecto de saneamiento del gobierno, o con una persona con VIH/SIDA que obtiene medicamentos antirretrovíricos, asesoramiento nutricional y exámenes periódicos en un ambulatorio asequible.
El principal responsable por el desempeño global del sistema de salud de un país es el gobierno, pero también resulta fundamental la buena rectoría de las regiones, los municipios y cada una de las instituciones sanitarias.
El fortalecimiento de los sistemas de salud y el aumento de su equidad son estrategias fundamentales para luchar contra la pobreza y fomentar el desarrollo.
Los sistemas de salud de los países pobres no son los únicos que tienen problemas. Algunos países ricos tienen grandes sectores de la población que carecen de acceso al sistema de salud debido a que los mecanismos de protección social son injustos. Otros están luchando contra el aumento de los costos debido a la utilización ineficiente de los recursos.
SISTEMA DE SALUD EN MÉXICO:
El sistema de salud mexicano posee tres componentes básicos: los servicios privados, la seguridad social y los que –careciendo de capacidad de pago para tener acceso al primero, ni relación laboral que le permita ingresar en el segundo– representan la llamada «población abierta». Estos últimos reciben los servicios de la SSA y otras instituciones, sean del sector público o asociaciones civiles. En la media nacional el promedio de cobertura es de 3, 66 y 31 por ciento, en el orden expuesto. Es importante puntualizar que los servicios privados se subdividen en «honorarios por servicios» y «servicios médicos prepagados», y la seguridad social, según al apartado de la ley, es la institución prestadora de servicios: apartado «A», para los trabajadores de empresas privadas (IMSS) y «C» para los del sector público, sea federal, estatal o municipal (ISSSTE e ISSSTELEÓN, como ejemplos). Es pertinente señalar que los grupos de población en los tres componentes antes mencionados no son permanentes. En efecto, si alguien pierde su trabajo pasa a ser «población abierta», la recíproca convertiría a una persona de la población abierta en «asegurado». No menos importante es aclarar que un «asegurado» no necesariamente es «usuario» de los servicios y que aproximadamente el 30 por ciento de los asegurados de bajos ingresos utilizan los servicios de la población abierta y los de altos ingresos la atención privada. Dado que la SSA, como se expone más adelante, es la que menor presupuesto per capita tiene, el que un porcentaje importante de aseguraos utilice los servicios destinados a la población abierta, menoscaba aún más el ya de por sí insuficiente presupuesto.
http://www.respyn.uanl.mx/iii/2/invitado/index.html
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